A pesar de haber asistido en el 2005 a varios conciertos de pura nostalgia (Fish, por ejemplo), cuando ví el anuncio de los prisioneros en el Aula Magna de la UCV, no mostré mayor interés. En este caso me parecía más interesante re-escuchar los discos o inclusive su irreverente presentación en el Viña del Mar del 2003. Además, la última vez que los Prisioneros vinieron a Venezuela (en 1991, en el Festival Iberoamericano de Rock) fueron decepcionantes.
En 32 Puertas, Juan Carlos Ballesta escribió una reseña interesante del concierto, donde deja bien claro el propósito de la misma:
Si bien González puede todavía gozar de una voz poderosa, su look luce anacrónico y en cierto modo patético. Cuando lo vimos llegar a la rueda de prensa, con peinado tipo Joe Strummer (The Clash) y una cierta arrogancia de quien se autodefine como precursor de de las cajas rítmicas y el techno pop suramericano, comprobamos que la reaparición de Los Prisioneros tiene algo de pose y de necesidad monetaria. Reconoció que Los Prisioneros no tienen plan alguno sinó simplemente tocar, lo cual desnuda las intenciones de González por llenar sus bolsillos echando mano de la nostalgia que producen sus viejas composiciones. Nada nuevo bajo el Sol. No será ni el primer ni el último músico que, falto de inspiración, acude a su legado clásico. Al menos, hay que decirlo, todavía lo puede cantar con dignidad.
Por suerte no boté ni mi dinero ni mi tiempo, aunque este último no hubiese sido mucho porque el concierto apenas duró una hora.
vemeko | 25/02/2006 - 7:48 PM | Conciertos , Música