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Se derrumban mis sueños

Hoy mi rutina diaría se vió afectada un poco. En el último mes ha sido costumbre salir temprano de casa y tomar un atajo que me libere de una cola infernal que se forma gracias a las construcciones de la nueva línea del metro.

Esta mañana, un poco más tarde de lo común, salgo de casa a pie. Aunque hasta hace unos años éso era rutina, hoy me sentía raro. Aproveche para caminar, casi en zig-zag entre cuadras, pensando y buscando la manera óptima de llegar a mi destino sin caer en el infernal tráfico (irónicamente, cargaba mi lectura de turno por si éso ocurría). Vi gente que tenía tiempo que no veía, también detallé cosas que hace tiempo no observaba.

Mi caminata me llevó al punto donde el tráfico se aligera momentáneamente y donde tomar un San Ruperto (ya no el autobús como hace años, sino una línea de transporte "moderna") es la única opción.

Esperé hasta que arribó el siguiente, abrí mi libro. De repente, recordé que iba a pasar frente al sitio donde nací y crecí. Cerré mi libro y volteé a la izquierda. A pesar que el San Ruperto iba rápido pude divisar una grúa en lo alto de aquella terraza donde crecí, salté y disfruté con mis amigos del colegio y el liceo.

La sensación de ver derrumbado aquel sitio fue muy extraña. El sitio que mi padre ayudó a construir y del cual tuvimos que irnos repentinamente luego de su muerte, está a punto de desaparecer.

Generalmente, cuando despierto, pocas veces recuerdo si soñé y mucho menos qué fue lo que soñé. Pero lo que si recuerdo es que cada vez que sueño con mi niñez o con una escena de retorno a casa, es allí donde estoy. Ahora, cuando ese sitio está a punto de caer es que me doy cuenta que también están derrumbando mis sueños.