Finalmente, estrenaron Dogville (2003) de Lars Von Trier en Caracas.
Aunque Von Trier ya no sigue al pie de la letra los postulados del Dogma 95, en Dogville muestra cómo recursos más cercanos al teatro pueden ser llevados a una película sin que ésta deje de ser interesante. En particular, la puesta en escena de Dogville es claro ejemplo de que lo más importante es el guión y las actuaciones (Nicole Kidman es genial), el escenario puede ser secundario. Al principio, la puesta en escena puede ser un poco incómoda pero poco a poco uno se acostumbra.
La historia es presentada en un prólogo y nueve capítulos. Es un poco larga (casi 3 horas) y lenta, pero excelente.
Por cierto, hay que verla en el cine, no en casa...